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¡La hidratación no es opcional!
AGUA: LA ÚNICA BEBIDA ESENCIAL
El cuerpo humano está formado en un 65% por agua. Como tal, el agua es el componente principal de las células del cuerpo y, sin ella, no habría vida. El agua aporta sales minerales esenciales y oligoelementos que eliminan las toxinas. Y como se elimina constantemente del cuerpo (a través de la transpiración, las heces, la respiración), debe reponerse constantemente. Sobre todo porque, durante el embarazo, los cambios hormonales estimulan la actividad de las glándulas exocrinas (glándulas sudoríparas). Para ti: Una hidratación adecuada beneficia a todo tu organismo. Como la sangre es más fluida, el corazón puede bombear más fácilmente a los órganos y músculos para nutrirlos y oxigenarlos… Esto reduce considerablemente el riesgo de calambres, distensiones y problemas vasculares. Mantenerte bien hidratada también te ayudará a combatir el riesgo de posibles episodios de infecciones urinarias, que nunca son deseables durante el embarazo. Además, tu piel también necesita agua para contrarrestar el aumento del flujo hormonal que la hace más sensible y más propensa a los picores, la sequedad, las estrías y la falta de firmeza. Para tu bebé: A medida que te hidratas, se produce un impacto en el volumen de líquido amniótico, que puede alcanzar alrededor de 1 litro a término. Y cuando la cantidad de este líquido es suficiente y de buena calidad, beneficia el desarrollo in utero y hace eficaz su función de barrera protectora.
YA SEA VERANO O INVIERNO, NO ESPERES A TENER SED PARA BEBER
Cuando aparece la sensación de sed, el proceso de deshidratación ya ha comenzado. 1% de deshidratación = 1 litro de agua perdido = -10% del rendimiento de tu organismo. Bebe agua regularmente a lo largo del día para alcanzar fácilmente la cantidad recomendada de 1,5 a 2 litros de agua al día, o incluso más si así lo aconseja un médico. Y si estás en verano o en invierno: cuando hace frío, también perdemos agua por la transpiración, así como por la respiración (es visible cuando respiras). En general, sólo a través de la transpiración, la pérdida de agua es de 500 ml/hora en invierno, ¡y de 800 ml/hora cuando la temperatura alcanza los 20ºC! La deshidratación se produce muy rápidamente, así que no olvides comprobar que tu orina es clara: éste es el criterio para comprobar lo buena que es tu reserva de agua.
AGUA, PERO ¿QUÉ AGUA?
Ni que decir tiene que elegir agua de buena calidad es esencial. El agua del grifo está muy controlada, pero su composición varía mucho de una región a otra, por lo que es mejor analizar su contenido en nitratos antes de beberla. Y pide consejo a tu médico. En cualquier caso, debes dejar correr el agua unos minutos antes de beberla. O, para estar aún más seguro, bebe agua embotellada. Preferiblemente sin gas (ya que puede provocar hinchazón) y poco mineralizada, con bajo contenido en sodio. Pero si tu dieta no cubre adecuadamente todas tus necesidades, tu médico puede recomendarte beber agua con un alto contenido en calcio y magnesio. En cualquier caso, asegúrate de que nadie beba de tu botella todos los días y, una vez abierta, bébela el mismo día para evitar cualquier riesgo de contaminación bacteriana.
NO DEMASIADO FRÍO, ¡POR FAVOR!
Beber bebidas muy frías cuando hace calor es muy tentador. Pero es un error. Cuando la temperatura interna del cuerpo es de 37,5ºC, beber hielo requiere un esfuerzo innecesario para el organismo, que se ve obligado a emplear calorías adicionales para calentarlo de nuevo antes de absorberlo. Por no mencionar el hecho de que el agua demasiado fría da una sensación de rehidratación inmediata, pero no hidrata lo suficiente. Además, también puede conllevar el riesgo de dolor gastrointestinal. Entonces, ¿cuál es la temperatura adecuada del agua? 18ºC.
COMER TAMBIÉN SIGNIFICA HIDRATARSE…
La hidratación también puede provenir de la alimentación: la fruta y la verdura contienen de media un 90% de agua. Como regla general, comer 500 g de verdura y 300 g de fruta al día equivale a beber medio litro de agua. Las bebidas lácteas y los productos lácteos que tienen entre un 50% y un 80% de agua también proporcionan una buena hidratación adicional. En conclusión, una dieta correctamente seleccionada puede ayudar a compensar la falta de hidratación, ¡pero en ningún caso puede sustituirla! Si no te gusta el agua pura, opta por tisanas o infusiones.