Rosácea: causas, subtipos y síntomas
La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica bastante frecuente que afecta principalmente a la cara.
La fisiopatología implica una respuesta anormal a factores ambientales en individuos genéticamente predispuestos, lo que desencadena una desregulación inmunitaria y neurovascular.
Los factores externos más comunes son la radiación UV, los cambios de temperatura, el contacto con microorganismos, los alimentos/bebidas vasodilatadores y el estrés emocional.
La rosácea puede clasificarse en varios subtipos, de los cuales los más frecuentes son los siguientes:
- Ocular: la blefaritis y la conjuntivitis son las formas más frecuentes, y provocan sensación de cuerpo extraño, ardor y sequedad ocular, con eritema y telangiectasia asociados
- Fimatosas: más frecuentes en la nariz, las deformidades fimatosas son secundarias a la hipertrofia y engrosamiento de la piel por nódulos y pápulas, con orificios foliculares acentuados;
- Pápula pustulosa: se identifica por la aparición de pápulas y/o pústulas, asociadas a eritema, telangiectasias de mayor tamaño y sensación de escozor/quemadura;
- Eritematotelangiectásico: el subtipo más frecuente, caracterizado por la presencia de eritema facial central y telangiectasia (vasos sanguíneos visibles en la superficie), acompañados de sensación de quemazón y picor;
En todos los casos, intervienen la vasodilatación y la inflamación , por lo que una de las estrategias de tratamiento consiste en utilizar principios activos que contrarresten estos mecanismos.