
A partir de los 50 años, la próstata tiende a agrandarse progresivamente y, si los síntomas no se tratan precozmente, pueden desarrollarse situaciones clínicas más difíciles de tratar, con un impacto significativo en la calidad de la vida social y las relaciones de la persona.
Dificultad y esfuerzo para empezar a orinar
Flujo de orina débil o interrumpido
Goteo después de orinar
Sensación de vaciado incompleto de la vejiga
Necesidad de orinar con más frecuencia, sobre todo por la noche
Ardor al orinar
Necesidad urgente de orinar